El niño interior es un arquetipo
que todos llevamos dentro y nos acompaña a cada paso que damos seamos
conscientes de ello o no.
Según nos trataron nuestros padres,
hermanos, personas cercanas de nuestro entorno… es como nos seguimos tratando
una vez que hemos crecido.
¿Cómo sueles hablarte a ti mismo?
¿Te insultas cuando te equivocas? ¿Te aceptas tal y como eres o te reprochas
ciertos comportamientos? ¿Escuchas lo que realmente necesitas? ¿Haces lo que te
gusta o haces más lo que les gusta a los demás?
El niño interior sano actúa con naturalidad y libertad, es jovial y alegre, también llora si lo
necesita y expresa su enfado. Es espontáneo, dice lo que piensa y siente, muestra afecto hacia los demás. Sabe recibir
y dar cariño, pide lo que necesita, es
consciente del momento presente en el que vive. Se respeta así mismo y a los
demás.
El niño interior dañado suele actuar de manera inmadura y
malinterpreta ciertos acontecimientos, le suele dominar el miedo, la rabia, la
pena o el dolor y su actitud es desproporcionada o exagerada al estímulo. No
sabe como satisfacer sus necesidades y puede tener sensación de abandono, le
cuesta mostrarse a los demás tal y como es.
Nuestro niño interior pide que le prestemos atención, que cuidemos de él/ella, protección, que
lo amemos, que le dejemos expresarse libremente. Que lo aceptemos tal y como es
y que escuchemos sus necesidades.
Cuando estamos mucho tiempo sin
hacerle caso hay que volver a ganarse su confianza.
El niño interior es la esencia en cada taller de risoterapia; Trabajando
la espontaneidad, desinhibición, creatividad,
alegría, entrenando la risa y el compañerismo. Fortaleciendo la
autoestima, aprendiendo a ser más flexibles y tolerantes, mejorando la
confianza en nosotros y en los demás, reduciendo el miedo, ansiedad, fomentando la comunicación y escucha activa.
Aprendiendo a reír con nosotros y con los demás, ampliando nuestra capacidad de sentir y amar.
Marta Ochoa García
Entrenadora de la risa consciente y terapéutica
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