Puede
sonar un poco raro… simplemente suena así ‘raro’
porque no estamos acostumbrados.
Salir a
correr, a pasear, ir al gimnasio, a nadar, hacer aerobic, Pilates, Yoga… es a
lo que estamos habituados, que luego vayamos o no es otra cosa pero de entrada,
entra por los ojos.
Decir
que vas a clase de risoterapia suena más extraño…
Pues
bien… si te preguntas ¿Para qué ir a risoterapia cada semana?
Te diré
que si estás leyendo este artículo es porque algo se cuece dentro de ti…
si te resuena por algo será… escucha tu interior…
si te resuena por algo será… escucha tu interior…
Los
motivos reales son totalmente personales: porque te apetezca reír que hace
mucho que no lo haces, porque tengas curiosidad, porque te llama la atención,
porque te apetece conocer gente nueva, porque te gusta explorar-te.
Por el
motivo que sea el que te lleve a probar una clase regular de risoterapia te
diré que principalmente es un espacio para mostrarnos tal y como
somos de una manera libre y natural.
Dónde
volveremos a conectar con el niño/a
que todos llevamos dentro, y aunque seamos personas adultas eso no nos impide
seguir jugando, de echo lo necesitamos tanto e igual que cualquier niño/a.
Realmente el mejor medio de aprendizaje
es a través del juego.
Movemos
mucho el cuerpo, lo sentimos, lo escuchamos, tomamos conciencia corporal y lo calentamos para la ocasión, con
mimo y cuidado.
Ejercitaremos la risa desde el cuerpo a
través de la respiración. Cuanto más practiquemos la risa más nos
saldrá en nuestros quehaceres cotidianos y de manera espontánea, como a los
niños. Nos ayudará a volvernos más flexibles y a tomarnos la vida con más humor
y amor.
Practicar risoterapia nos llena de salud,
física, mental y emocional. Nos ayuda a ver las cosas de manera más
alegre y positiva.
También
hay momentos para la relajación… e
irse uno/a como nuevo/a habiendo soltado todas las tensiones que nos impiden
avanzar en la vida.
¡Lo mejor es que lo pruebes y
que luego decidas!