En Risoterapia nos reímos con las persona y no de ellas |
Uno
de los grandes obstáculos que nos impiden reír con ganas y poder disfrutar del momento presente es el
sentirnos ridiculizados con lo que estamos haciendo. Nos creará incomodidad, vergüenza y nos impedirá mostrarnos de manera auténtica.
Su
origen tiene que ver con lo cultural, familia, colegios, el entorno donde
crecemos. El que desde pequeños nos podamos ver sometidos a la burla del
otro, el sentimiento del miedo al rechazo,
pánico escénico… varias situaciones que
hacen que nos echemos para atrás, con lo que conlleva a condicionarnos para
mostrarnos tal cual somos, nos impedirán entre otras cosas, probar nuevas
experiencias.
Los niños actúan sin sentido del ridículo, Lo que pasa es que si desde pequeños cada vez que intentamos actuar de manera espontánea nos cortan las alas a través de la vergüenza, poco a poco nos iremos acoplando a lo que rige el canon familiar, social, cultural, etc. Sólo con tal de evitar que el otro se pueda reír de nosotros. Empezamos a dejar de ser nosotros mismos para actuar en función a lo que nos dicen los demás. Crecemos encorsetados y rígidos y de esta manera es como si tuviéramos un tapón puesto y no dejáramos pasar nada más, incluso la respiración será mínima y automática.
Ni
que decir tiene la relación con la autoestima. Si cuidamos de ella nuestro sentido del ridículo será
menor o ninguno porque no dependeremos de la aprobación del otro., incluso de
que se rían porque cuando nos valoramos como personas por encima de todo y nos
aceptamos tal y como somos es más que probable que ante un error o situación embarazosa nos riamos nosotros primero.
En Risoterapia está bien recordar que nos reímos siempre con
las personas y no de ellas.
Se
invita al otro a actuar de manera espontánea y libre, es un verdadero regalo
poder disfrutar viendo a las personas actuar desde el juego. Jugar es una llave mágica que nos ayuda
a traspasar el sentido del ridículo. Sabiendo que estamos jugando de manera
sana y siempre cuidándonos primero de nosotros y luego de los demás.
¿Y que relación tiene con la risa? Para poder reír necesitamos soltar el cuerpo, la mente y dejarnos llevar sin más...
Nos podemos reír igualmente desde la ridiculez, por supuesto. Aún así si tenemos un alto grado del sentido del ridículo, se pueden generar tensiones en el organismo
que hace que inhibamos la risa.
Sólo
siendo conscientes de la vergüenza
que es la emoción que nos produce el sentido del ridículo, sintiéndola sin más,
respirándola y dejándola marchar,
conseguiremos dar espacio a que la risa, nuestro bien más preciado, fluya libremente.
Sabiendo
que la vida es un juego y una gran broma cósmica (como decía OSHO). Si nos lo
tomamos todo muy en serio será complicadillo que nuestra risa aflore. Más sano para nuestra mente y cuerpo restar importancia al ridículo y al que dirán.
Marta Ochoa García
686741708
686741708
Facilitadora de risa consciente y terapéutica
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